viernes, 6 de octubre de 2017

¿Qué ocurrió con el Bastón del Tiempo? PARTE 1


Mi Bastón del Tiempo sufrió un serio percance. Ya era bastante malo que le faltara la valentinesita pesada, sin la cual el bastón carecía de energía, pero el destino quiso que durante la última feria del libro, mi bastón cayera y como resultado, todo su mecanismo se había estropeado. El engranaje menor izquierdo se desprendió por el impacto con el suelo. El eje del engranaje mayor derecho se desvió, por lo que me fue necesario desprenderlo para luego intentar repararlo. Sin embargo, no me había percatado del peor problema: el viejo y abollado contenedor frontal sufrió una fisura. 

Como es bien sabido, es imposible soldar el contenedor si se rompe, ya que la valentinesita pesada, al entrar en contacto con el agua hidrogenada, causa una liberación energética que destruiría desde adentro la soldadura.

Por fin entendí por qué era que, además de recubrir los contenedores frontales con oro, los protegían con una lámina muy delgada del mismo metal, la cual envolvía la parte central de los mismos: se trataba de un mecanismo para disipar la enorme energía y el calor dentro de las botellas metálicas. Dicha energía terminaba por debilitar las paredes de los contenedores, empezando por su parte central, y las volvían propensas a abolladuras y fisuras. ¡Si lo hubiera sabido antes, no habría removido la lámina áurea del mío para cambiarla por un poco de dinero durante una época especialmente mala para mí! 

Ya que aprendí mi lección por las malas, me puse a trabajar en lugar de lamentar mi suerte. Intenté cubrir la fisura, de unos tres centímetros, con un parche de oro laminado. El acabado había sido perfecto, pero intuía que no serviría de nada. Jamás había sabido de alguien que pudiera reparar el contenedor de su bastón así. 

Para probar mi arreglo, puse a funcionar mi bastón con componentes de prueba: con agua hirviendo y un trozo de magnetita. Harían funcionar el mecanismo pero con el nivel de energía que aportarían, el reloj no se movería y el bastón seguiría siendo inútil. Mi reparación no soportó ni siquiera la primera prueba; la lámina de oro se desprendió y quedó colgando como una lengua dorada y burlona. Cuando se disipó el abundante vapor que manaba de la botella rota, me acerqué para revisarlo. La fisura era ahora más larga. 

Protegido por mis guantes, tomé el contenedor aún caliente y, sin siquiera tirar de él lo partí en dos. ¡Estaba claro! Debía sustituir el contenedor de plomo recubierto en oro porque el que había estado con mi bastón desde que lo adquirí ahora no serviría para nada. ¿Pero dónde encontrar un sustituto? En este país no es tan fácil hallar este tipo de componentes. 

Un hondo suspiro se escapó de mi pecho. Si deseaba otro contenedor frontal, tendría que fabricarlo yo mismo. 

Y fue así como empecé las reparaciones del Bastón del Tiempo, imprescindible para mí...

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4 comentarios:

  1. Me parece súper interesante, ¿Para cuándo la Parte 2?

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    1. Es difícil precisarlo debido al umbral de incertidumbre en la confluencia temporal, pero espero saber algo cuando el viajero del tiempo logre completar las reparaciones. :P

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  2. Saravia 先生, Gracias por tan excelente libro. Fue una recomendación de Yeraldín 先生,he disfrutado cada página. Gracias por enseñarme el género steampunk, del cual no había leído nada.

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    1. ¡Muchísimas gracias por el comentario! 私の本が好きになってくれて、本当にありがとう!^__^

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