Mi
Bastón del Tiempo sufrió un serio percance. Ya era bastante malo
que le faltara la valentinesita pesada, sin la cual el bastón
carecía de energía, pero el destino quiso que durante la última
feria del libro, mi bastón cayera y como resultado, todo su
mecanismo se había estropeado. El engranaje menor izquierdo se
desprendió por el impacto con el suelo. El eje del engranaje mayor
derecho se desvió, por lo que me fue necesario desprenderlo para
luego intentar repararlo. Sin embargo, no me había percatado del
peor problema: el viejo y abollado contenedor frontal sufrió una
fisura.
Como
es bien sabido, es imposible soldar el contenedor si se rompe, ya que
la valentinesita pesada, al entrar en contacto con el agua
hidrogenada, causa una liberación energética que destruiría desde
adentro la soldadura.
Por
fin entendí por qué era que, además de recubrir los contenedores
frontales con oro, los protegían con una lámina muy delgada
del mismo metal, la cual envolvía la parte central de los mismos: se
trataba de un mecanismo para disipar la enorme energía y el calor
dentro de las botellas metálicas. Dicha energía terminaba por
debilitar las paredes de los contenedores, empezando por su parte
central, y las volvían propensas a abolladuras y fisuras. ¡Si lo
hubiera sabido antes, no habría removido la lámina áurea del mío
para cambiarla por un poco de dinero durante una época especialmente
mala para mí!
Ya
que aprendí mi lección por las malas, me puse a trabajar en lugar
de lamentar mi suerte. Intenté cubrir la fisura, de unos tres
centímetros, con un parche de oro laminado. El acabado había sido
perfecto, pero intuía que no serviría de nada. Jamás había
sabido de alguien que pudiera reparar el contenedor de su bastón
así.
Para probar mi arreglo, puse a funcionar mi bastón con
componentes de prueba: con agua hirviendo y un trozo de magnetita.
Harían funcionar el mecanismo pero con el nivel de energía que
aportarían, el reloj no se movería y el bastón seguiría siendo
inútil. Mi
reparación no soportó ni siquiera la primera prueba; la lámina de
oro se desprendió y quedó colgando como una lengua dorada y
burlona. Cuando se disipó el abundante vapor que manaba de la
botella rota, me acerqué para revisarlo. La fisura era ahora más
larga.
Protegido
por mis guantes, tomé el contenedor aún caliente y, sin siquiera
tirar de él lo partí en dos. ¡Estaba claro! Debía sustituir el
contenedor de plomo recubierto en oro porque el que había estado con
mi bastón desde que lo adquirí ahora no serviría para nada. ¿Pero
dónde encontrar un sustituto? En este país no es tan fácil hallar
este tipo de componentes.
Un
hondo suspiro se escapó de mi pecho. Si deseaba otro contenedor
frontal, tendría que fabricarlo yo mismo.
Y
fue así como empecé las reparaciones del Bastón del Tiempo,
imprescindible para mí...
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Me parece súper interesante, ¿Para cuándo la Parte 2?
ResponderEliminarEs difícil precisarlo debido al umbral de incertidumbre en la confluencia temporal, pero espero saber algo cuando el viajero del tiempo logre completar las reparaciones. :P
EliminarSaravia 先生, Gracias por tan excelente libro. Fue una recomendación de Yeraldín 先生,he disfrutado cada página. Gracias por enseñarme el género steampunk, del cual no había leído nada.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias por el comentario! 私の本が好きになってくれて、本当にありがとう!^__^
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