lunes, 4 de septiembre de 2017

Después de la FILCR 2017...


Una vez terminada la FILCR 2017, la vida vuelve a la normalidad.  En retrospectiva, viví todo tipo de experiencias durante la Feria del Libro, de entre las cuales me gustaría destacar las siguientes:

LO BUENO
  • Conocí a muchos autores nuevos, cuyos libros ya forman parte de mi biblioteca y que están en proceso de lectura.
  •  Fue genial ver a los autores nuevos de la editorial promocionando no solo sus libros, sino también los de otros compañeros escritores.
  •  Tuve la oportunidad de conocer a Nana, Lin, Kar y a Michi (un grupo de booktubers muy entusiastas y amigables) en persona.
  • Aisha González (autora de Historias de una hormiguita) me facilitó muy amablemente un documento que explica los códigos de la clasificación de Dewey.  ¡Gracias Aisha! ¡Por fin todo tiene sentido!
  • Adriana Valenciano (autora de La bruja chillona) me explicó muy pacientemente la diferencia entre un álbum ilustrado y un libro infantil ilustrado, la cual yo no alcanzaba a comprender a pesar de leer al respecto.
  • Varias personas de edades diferentes se me acercaron para darme apoyo y para decirme que les había gustado mucho Segmentos en la vida de un monstruo y otras historias fantásticas, mi primer libro. Un padre de familia incluso me animó a escribir otra antología de cuentos en la misma línea.
  • Tuve la oportunidad de asistir a presentaciones de libros y otras actividades de gran interés.
  • Ver niños de todas las edades emocionados abrazando sus libros literalmente me hizo sentir muy feliz.
  • Me divertí con otros compañeros disfrazándome de los personajes de nuestros libros, y al hacerlo muchos niños, junto a algunos adultos, pudieron entrar a un mundo de fantasía.

LO MALO
  •  Como lo había pensado, el lugar no era el más adecuado para las condiciones climáticas.  A pesar de estar junto a una puerta, el calor era insoportable: el edificio contaba con muy poca ventilación y dejaba pasar los rayos solares sin ningún impedimento.  
  • Algunos puestos contaban con personal muy apto para mirar sus celulares, pero no para recibir a los visitantes.  Otros más bien eran al revés: no nos permitían ver los libros tranquilamente gracias a las técnicas de ventas del personal, más adecuadas para un mercado que para un puesto de libros.
  • El lugar para las comidas no era suficientemente espacioso.  Varias veces tuve que comer donde pudiese porque todas las mesas estaban llenas.
  • La organización no coordinó apropiadamente con las escuelas visitantes para varias presentaciones. ¿El resultado? Presentaciones infantiles con poco o con demasiado público. 

LO FEO


  • Algunos padres (no muchos, por suerte) le compraban a sus hijos juguetes o accesorios, pero no libros.
  • Ante la lentitud para usar los servicios sanitarios para las mujeres, algunas damas decidían entrar simplemente al de los hombres. Pude ver a varias maestras hacerlo frente a sus alumnos. Una incluso regañó a un niño por acercarse a la puerta del servicio de mujeres segundos después de que ella había salido del de hombres. ¡Se enseña con el ejemplo, señora maestra!

Si hubo otros elementos negativos o desconcertantes a nivel de organización, no lo sé. Personalmente, el sentimiento general de esta feria fue muy positivo y enriquecedor.  Incluso puedo decir que la feria mejoró notablemente en comparación a la del año anterior.

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