A través de la historia, los escritores han sido reconocidos no solo por sus obras literarias, sino también por las manías y curiosidades que muchos de ellos presentaban. Aquí hay unas cuantas, según los rumores:
T. S. Eliot le ofrecía cigarros explosivos a otros autores.
Jonathan Swift inventó el nombre Vanessa.
J. R. R. Tolkien se disfrazaba de guerrero anglosajón y perseguía a su vecino por la calle con un hacha.
Hans Christian Andersen siempre llevaba consigo a los hoteles una soga, en caso de que tuviera que escapar de un incendio por una ventana.
Enid Blyton odiaba a los niños. Una de sus hijas la describió como "carente de sentido maternal".
Solo 10 personas asistieron al funeral de D. H. Lawrence. Aldous Huxley fue uno de los presentes.
Harriet Beecher Stowe fue vecina de Mark Twain.
Agatha Christie detestaba a Hercule Poirot, su famoso personaje.
Dr. Seuss incluyó la palabra "anticonceptivo" en el manuscrito de su libro Hop on Pop para asegurarse de que sus editores le estuvieran prestando atención.
Robert Louis Stevenson le dio legalmente su propia fecha de cumpleaños a una niña.
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